Cultivo

Cultivar azafrán
Este apartado va dirigido a aquellas personas interesadas en cultivar azafrán, ya sea a pequeña o a gran escala. Aquí encontrarán indicaciones sencillas para que su cultivo tenga éxito. Estas recomendaciones han sido proporcionadas por ingenieros agrónomos expertos en este cultivo que conocen las mejores técnicas en las que puede desarrollarse el cultivo.

1. Elección de la parcela
Una cuestión importante a la hora de decidirse a plantar azafrán es la elección de una parcela adecuada para el cultivo. Para ello es necesario tener en cuenta los siguientes parámetros:

- Tipo de suelo: se recomiendan suelos ligeros para evitar el encharcamiento y favorecer el drenaje. Se prefieren suelos no pedregosos ya que ocasionan problemas en la recolección de los cormos (cebolla de azafrán). Es muy importante descartar aquellos suelos que pudieran tener problemas de hongos.

- Riego: el azafrán es un cultivo que no necesita grandes cantidades de agua, por lo que 150 mm de agua de lluvia bien repartida puede ser suficiente.
Sin embargo, se ha comprobado que, en condiciones semiáridas, el riego por goteo o por aspersión incrementa el rendimiento en estigmas. Por lo tanto se recomienda especialmente el riego por aspersión en el periodo comprendido entre febrero y abril.

2. Adquisición de cormos 
Hay que decir que, a diferencia de la mayoría de las especies, no existe un Registro de Variedades Comerciales ni de Variedades Protegidas que certifique la calidad de los cormos.

A falta de garantías oficiales, tendremos que poner los cinco sentidos, y sobre todo el sentido común en la compra; para ello recomendamos comprobar que los cormos no han sido dañados durante su extracción y que no presentan signos de contaminación fúngica.


3. Preparación del suelo para la plantación 
Algunas de las recomendaciones a realizar antes de sembrar los cormos o una vez ya sembrado son:

1. En el año cero de cultivo (pre-plantación) se efectúa un estercolado, unos tres meses antes de la plantación, con 20–30 t de estiércol por hectárea, enterrado a una profundidad media con una labor de bina y un abonado mineral consistente en 40–50 UF de nitrógeno, 80–100 UF de fósforo y 100–120 UF de potasio.

2. Se efectúa una labor superficial de 10-12 cm con el fin de romper la costra superficial, de esta forma se elimina el material vegetal de cobertura y éste, una vez troceado, se incorpora posteriormente al suelo como materia orgánica. Esta operación se hace con suficiente anterioridad a la plantación y se utiliza una fresadora rotativa o un cultivador.

2. La operación principal es una labor profunda, entre 35-40 cm de profundidad, que se puede llevar a cabo con vertedera o discos. Se suele realizar entre marzo y abril para recoger las lluvias propias de estos meses, pero también se ejecuta en mayo o junio, precediendo a la plantación de los cormos.
4. Plantación 
Ya hemos elegido la parcela, adquirido los cormos y preparado el terreno. Ahora nos queda la plantación y para ello debemos tener en cuenta varios parámetros:

-Tamaño del cormo: El tamaño del cormo tiene una influencia decisiva en el rendimiento de la primera floración, debido a que incide en el número de yemas florales. En años sucesivos este factor pierde importancia paulatinamente, con la aparición de los cormos hijos, nietos, etc. A partir del tercer año de floración no se observan rendimientos superiores para los distintos tamaños de cormo empleados.

-Profundidad: se recomienda una profundidad de 15-20 cm, de forma que los cormos no queden superficiales en el trancurso de los sucesivos años de cultivo. Cuando los cormos quedan superficiales se desarrollan raíces contráctiles para situar a los nuevos cormos más profundos.

-Densidad de cormos: se recomienda una densidad de plantación de 60 cormos/m².

-Marco de plantación: se suele preferir la plantación en surcos separados 0,5 m (con una distancia entre cormos de 3,3 cm) o en mesetas de 1,20 m de ancho, lo que permite una recolección mecanizada.

-Periodo de plantación: se recomienda realizar la plantación durante la segunda quincena de junio o la primera de septiembre.

5. Fertilización de cobertera
-Tipo y dosis de fertilizante:se recomienda 40–50 UF de nitrógeno en forma de sulfato amónico (21%N2), 80–100 UF de fósforo en forma de superfosfato de cal (18%P2O5) y 100–120 UF de potasio en forma de sulfato de potasio (60%K2O5).

-Fecha de aplicación: se recomienza realizar la fertilización de cobertera en enero.

6. Control de malas hierbas 
Es necesario controlar las malas hierbas ya que las pérdidas de azafrán que ocasionan éstas se cifran entre un 5 y un 20%. Además de la disminución del rendimiento por competencia, las adventicias actúan como reservorio de plagas y enfermedades.

El control de las malas hierbas se puede realizar de dos formas:

-Escarda mecánica:las malas hierbas se pueden eiminar por medio de cavas manuales, añadiendo posteriormente binas mecánicas entre líneas de cultivo. Estos sistemas funcionan bien siempre y cuando disponemos de mano de obra o el cultivo se realice en surcos.

- Escarda química: cuando la mano de obra no se encuentra, cuando es cara o cuando hacemos la plantación en mesetas es difícil hacer una escarda mecánica, y podemos utilizar los herbicidas.
Los productos químicos más utilizados son dos carbamatos de baja persistencia en el suelo: dicuat y paracuat, que se suelen aplicar entre junio y agosto durante el periodo de reposo vegetativo del cultivo, en dosis de 2 a 4 l/ha.Ambos son herbicidas de contacto; dicuat se utiliza contra hierbas de hoja estrecha y paracuat se aplica en post-emergencia de las malas hierbas.

7. Protección fitosanitaria
-Desinfección de cormos: se recomienda emplear Diclorán 10% + tiabendazol 33% (Sc)P/V en dosis de 0,3 a 0,4 %.

-Plagas: el azafrán puede sufrir amenazas de topos y/o ratones, que deben ser combatidos ante los primeros síntomas. Se utilizan gases axfisiantes o con cebos (Flocoumafen).
También pueden producir ataques los conejos comiendo las hojas cuando en el campo no hay otro alimento, aunque los daños no suelen ser relevantes.

- Las enfermedades más frecuentes son:
Fusarium oxysporum f.sp. gladioli y Fusarium sp.
Rhizoctonia croccorum y Rhizoctonia violacea Tul.
Penicillium verrucosum var. Corymbeferum
Uromyces croci Pass.
Phoma crocophyla Saccardo

No conocemos ninguna forma de control curativo cuando ha aparecido la enfermedad. Los medios de lucha eficaces son preventivos


8. Cosecha 
-Época de cosecha: la floración tiene lugar entre la segunda quincena de octubre y la primera de noviembre dependiendo de las condiciones climatológicas del lugar.

-Hora y forma de recolección: según el país la flor se recoge a primera hora de la mañana (España) o a medio día (Grecia). La recolección se realiza dependiendo de cómo se vaya a realizar la monda.
Es recomendable recoger la flor a primera hora, al amanecer para que la flor no resulte dañada. Se recoge cuando todavía la flor está cerrada con el fin de poder extraer mejor los estigmas manualmente En Grecia, sin embargo se recoge la flor cuando está abierta (hacia medio día) ya que el mecanismo de separación de los estigmas se realiza de forma mecánica.

9. Rotación de cultivos y ciclos
Se recomienda levantar el cultivo cada 3 o 4 años con el fin de que el terreno se aire y plantar los cormos en otro terreno.
No deben emplearse aquellos suelos en los que se hayan cultivado, durante los tres años precedentes a la plantación del azafrán, especies con enfermedades comunes a las del Crocus sativus L., tales como la alfalfa, la remolacha, la patata, la zanahoria, el trébol o el nabo.